Este blog forma parte del proyecto Diario Intimo de una Ficción Verdadera. Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, División de Ciencia Sociales y Humanidades, Departamento de Humanidades, bajo la dirección del Mtro. Sandro Cohen.


domingo, 12 de febrero de 2012

Entre el amor y lo profesional (versión corregida)


Desperté sintiendo un agobio que ya no podía ocultar. Mi esposo me preguntó si estaba enferma o si me sentía mal, porque me veía muy pálida y cansada. Sentí mucha rabia por dentro y me dieron ganas de decirle la verdad, que lo había visto besándose con otra mujer y que quería el divorcio. Pero algo me detuvo y contesté que sentía un poco de resfriado, pero que iría al doctor más tarde.

Estando en la escuela, mi maestra de métodos de investigación nos platicaba que toda investigación surge a partir de una pregunta.

Me vinieron a la cabeza todas las preguntas que me había hecho respecto al engaño de mi esposo. Pero la que no me dejaba en paz era mi curiosidad por saber todo acerca de la relación que existía entre él y su amante.

Tomando un café con una amiga de la escuela, me surgió la idea de seguirlos e investigar qué era lo que hacían juntos.

Comencé a seguirlos, pero sólo se vieron para tomar un café: se tomaban de las manos y se besaban esporadicamente. Esto hasta ahora no respondía a mis preguntas.

Cada uno tomó camino hacia sendos trabajos. Esperé cerca de su trabajo hasta la hora de la salida, y se volvieron a encontrar. El la llevó a su casa y se fue. Decidí permanecer fuera de la casa de su amante. Una hora después salió con un niño menor que mi hijo. Sentí mucha rabia e incertidumbre pues ese niño, por su edad, podría ser hijo de mi esposo.

Los había seguido, según yo, para encontrar respuestas y lo único que obtuve fueron más confusiones.

Mi esposo llegó a casa, y al ver que yo no estaba esperandolo como todas las noches, llamó a mi celular y me preguntó donde me encontraba. Y yo no quería que sospechara nada, así que decidí decirle que me encontraba en el consultorio médico como le había comentado en la mañana.

Al llegar a casa él me preparó un té y unos panes tostados. Me preguntó si quería ver una película con él. Yo no entendía si el remordimiento era tanto como para que me consintiera tanto. Él sí me consentía mucho, pero eran tantas sus atenciones hacia mí que parecía estar disculpándose con sus actos.

1 comentario:

  1. Esta entrada capta perfectamente la idea de un diario en el sentido tradicional. Incluso, podría ir todavía más lejos. ¡Para eso están las demás entradas! En cuanto a la redacción, sin embargo, hay muchos problemas básicos. Estos, sin embargo, son fáciles de resolver con poner un poco de atención.

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